Sport life
El homo sapiens nació para correr
Seguro que todos vosotros, aficionados al running, os habéis metido en alguna discusión en la que el objeto a debate es la conveniencia de la carrera como actividad física. ¿Correr es una actividad lesiva y antinatural o por el contrario, los humanos estamos diseñados para correr?
En el magnífico libro “¿Por qué los astronautas no lloran?” escrito por el periodista, divulgador científico y escritor Jorge Alcalde y editado por Planeta, se hace referencia a este asunto y se expone una interesante teoría que relaciona el tamaño de nuestro culo con nuestra capacidad para correr largas distancias. A continuación transcribimos un fragmento del libro en el que se aborda este tema:
“Hace dos millones de años, nuestros ancestros desarrollaron las cualidades anatómicas perfectas para correr largas distancias. Solemos creer que hombres y mujeres somos malos corredores comparados con otros animales. Pero en realidad somos malos sprinters. Nuestra capacidad de desarrollar velocidad es paupérrima, pero cuando se trata de mantener el trote durante un largo recorrido las cosas cambian. Un caballo que corra una maratón desarrolla velocidades de 6 metros por segundo, inferiores a las que alcanzó Kimetto para lograr su récord. ¿De verdad somos tan buenos los humanos en esto?
Debimos serlo para sobrevivir en nuestros primeros pasos por la sabana.[…] Aquellos antecesores de nuestra especie sabían que en primera instancia, una presa a la que quisieran dar caza, iba a escapar por velocidad, pero sabían que necesitaba descansar cada corto trecho; era incapaz de mantener la carrera sostenida del ser humano. A cada parada para descansar, la capacidad de recuperación del animal se iba reduciendo hasta caer exhausto o quedar a tiro de lanza.
¿Por qué estaban tan seguros de su técnica nuestros abuelos? Ellos no lo sabían, pero su cuerpo era una máquina de correr maratones. Nosotros lo sabemos gracias a Dennis Bramble. El cuerpo humano presenta algunas peculiaridades interesantes: tenemos un tendón de Aquiles extensible que actúa como un muelle recogiendo la energía del impacto del pie en el suelo y devolviéndola a las piernas para ahorrar esfuerzo. Carecemos de pelo en buena parte de la piel, pero sudamos y eso permite mantener la temperatura constante, sin desgastes inútiles en refrigeración o calefacción. Contamos con unas de las articulaciones más poderosas y anchas del reino animal. Además poseemos un aparato vestibular en el oído inusitadamente grande. Y por último: poseemos un culo bien gordo. La culpa la tienen, sobre todo, dos grupos de músculos (el glúteo mayor y el glúteo menor) excepcionalmente desarrollados. Ellos nos ayudan a mantener el equilibrio sin esfuerzo recogiendo la energía del trote y compensando el balanceo de la carrera.”
Así que parece evidente que el homo sapiens nació para correr. La resistencia en carrera propició una ventaja evolutiva frente a otros depredadores…y miles de años después nos propicia un inmenso placer…por lo menos a aquellos locos que nos gusta correr.
Existen tribus de bosquimanos del sur de África que siguen practicando la caza por extenuación.
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