El uso de prendas compresivas responde a la necesidad de controlar las vibraciones musculares generadas por el impacto reiterado en actividades como la carrera a pie. Estas oscilaciones, si no se gestionan adecuadamente, pueden derivar en microtraumatismos y deterioro muscular progresivo.
La presión aplicada de manera selectiva favorece la estabilidad de los grupos musculares principales y contribuye al retorno venoso. Como resultado, se limita la fatiga asociada al esfuerzo sostenido y se facilita el proceso de recuperación post-ejercicio. Su implementación es habitual en programas de entrenamiento orientados a la mejora del rendimiento funcional.
El empleo de materiales de baja densidad permite obtener un equilibrio adecuado entre resistencia estructural y peso reducido. La construcción sin costuras en el área de los dedos minimiza los puntos de fricción, disminuyendo así la probabilidad de lesiones cutáneas asociadas al uso prolongado.
Estas prendas desempeñan un papel relevante tanto en la fase activa de la práctica deportiva como en la recuperación posterior. La compresión localizada promueve un estado fisiológico óptimo en las extremidades inferiores, garantizando su disposición para esfuerzos repetidos.
